martes, 2 de diciembre de 2008

fin se semana atipico.

Este fin de semana para nosotros ha sido más largo que de costumbre, desgraciadamente. Mi suegro falleció el jueves a las 14:30 y nos llamaron y nos fuimos a Talavera de la Reina. Ahí descansó en el tanatorio en paz, en sus últimas horas de seguir entre nosotros. Le estuvimos velando hasta las 15:20 del día siguiente en que tuvimos que salir del lugar, para dirigirnos a El Real de San Vicente, en donde se le dio cristiana sepultura. Era su voluntad y así se hizo.

Yo el día que me llegue la hora de cerrar los ojos y de que mi corazón deje de bailar al son de los sonidos de su propio tambor, quiero que me incineren, y que no me lloren. Sólo que estén alegres por el tiempo que estuve con ellos y que hice feliz a los demás y ellos me hicieron a mí. Quiero sonrisas de oreja a oreja y quiero que me recuerden con alegría. Que ese mismo día se vayan a bailar, a disfrutar de una bonita puesta de sol, o de un gran amanecer. O pasear, lo que a cada uno le apetezca. Y si no apetece salir, pues estar en casa, pero felices de haber disfrutado de mi compañía y de haber compartido días buenos y malos.

En fin que no nos vamos a poner tristes ahora. La vida sigue y hay que seguir aquí hasta que la naturaleza de nuestro cuerpo quiera soportarnos.
Le pedí el domingo por la tarde a mi compañero de subir a la sierra, estaba preciosa, la noche de antes nevó y me apetecía subir a disfrutar del frio de la nieve y ver el bonito espectáculo de pinos blancos, y el paisaje invernal. También fue una escusa para sacarle a mi compañero de su casa y que le diera el aire un poco. Y me alegré de que saliera esa tarde. Él también disfrutó del paisaje y cambió de ambiente. Yo entiendo que la gente de los pueblos quiera acompañarles en ese día de dolor, pero al final se hace algo pesado. De tras de un: le acompaño en el sentimiento, viene otro y otro y son cientos de personas que acuden a acompañar, la familia lo agradece, pero psicológicamente se les destroza a los hijos y viuda… Después de pasar mucho tiempo, más de 24 horas sin dormir, se quiere que el tiempo pase lo más deprisa posible para estar un poco más en soledad.




Después de dar un paseo por la sierra, bajamos a Bayuela, un pueblo que está a 5 kilómetros del nuestro. Allí había un mercadillo medieval y mucho ambiente. Y estuvimos paseando y había muchas personas de nuestro pueblo y también le daban el pésame a mi compañero.





Como el fin de semana fue largo, me dio tiempo a dibujar y a pintar este mandala. Y me ha gustado mucho. Veo que a cada sol le he dado vida. Que me miran y te miran y sonríen. Pues ala, sonríeles tu también. :-)

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