martes, 19 de febrero de 2008

CUANDO LA RAÍZ ES El AMOR

Lo primero de todo me han dado permiso para hacer una especie de diario, y anotar aquí lo que en el Taller de Salud hacemos. Sin nombres, solo contar.

Martes de risoterapia :-)
Es una gozada asistir los martes y reencontrarme con las compañeras.
Hoy ha estado la clase fabulosa, como cada martes.
En primer lugar hemos trabajado sentadas. El juego consistía en pasarnos el mismo estuche de gafas que el martes pasado. En el momento de pasar por nuestras manos, si la caja no fuera fuerte, alguna podríamos hacerla añicos por lo nerviosas que nos ponemos. Aunque hoy hemos estado todas muy desinhibidas.

Sentadas y como en una especie de mesa redonda, cada una de nosotras nos hemos pasado el estuche. Teníamos que mirar a la compañera y con voz expresiva decirla:
- Recíbeme esta cajita.
- ¿Qué tiene dentro? - respondía a quien se la entregábamos.
- Un palito y un hilito, - decía quien hacia la entrega . Así pasaba de mano en mano.

De nuevo la misma operación, pero ahora gritando y con voz fuerte:
- RECÍBEME ESTA CAJITA.
- ¿QUÉ TIENE DENTRO?
- UN PALITO Y UN HILITO. JAJAJAJAJAJA las carcajadas iban en aumento porque el tono subía por momentos hasta las nubes, y cuando llegó a la última compañera parecía una riña jajajaja .

Otra vez la misma operación pero ahora como cantando una jota:
- Recíbemeeeeeeeee estaaaa cajitaaaaaaaaa
- ¿Quéééééééé tieneeeeeeeeeee dentroooooooooo?
- Unnnnnnn palitooooooooo y unnnnnnnnnnnn hilitooooooooooooooo.
Jajajajajaaaaaaaaaaaaaaaajajajaaaaaaaaaaaaaaaaa
Cuando la entrega en forma de Jota llegó al final, pasó por Sardana, por un Tango, y por Sevillanas jajajajajajajajajajajaja
No podíamos parar de reír. Menos mal que estábamos sentadas y los esfínteres relajados.

Después pasamos ha hacer otro ejercicio:

En la clase hay un espejo muy grande, llega casi hasta el techo. Teníamos que mirarnos y en silencio decir lo que sentíamos. Uffffffff a mi me toco la primera, fui el concejito de indias. Me miré, pasé mis dedos por el pelo, me toqué la cintura, mis pechos turgentes que si me gustan :-), las caderas y mi hermoso culillo con forma de sillón. Y me di dos besos a mi misma poniendo los dedos de la mano en forma de pico de pato. Los besé y me puse en mis mejillas.

Así pasamos todas por el espejo, que no por la piedra ;-) Y algunas se recrearon más que otras. Hubo quien a penas se miró.
Y después tuvimos que decir que sentíamos cuando estábamos frente al espejo y si nos reconocimos en él. Yo me veo guapa, pero necesitaría tener unos kilos menos. Aun así me quiero mucho.

Otras se sentían mal por mirarse. Y cada una dijo los sentimientos que le transmitía el espejito mágico. Que de mágico tiene poco. Sí es majicooooooo como diría la marioneta de Doña Rogelia. ¡¡¡Qué majico essss!!! A veces es malvado pero nunca miente. Dice la verdad como en el cuento de Blanca Nieves cuando la madrastra le preguntaba: Espejo espejito mágico, quien es más bella...

Después de este ejercicio, nos hemos relajado mientras María Lucía (la profesora) nos iba diciendo con voz melosa:
- Ahora cierren los ojos. Apoyen bien los pies en el suelo. Yo como no me llegan he tenido casi estirarme en la silla, estilo hamaca de playa jajajaja.
- Pongan sus espaldas bien pegadas al respaldo de la silla.
- Respiren despacio.
- Cojan aire por la nariz y échenlo por la boca.
- Una suave brisa del mar acaricia sus cuerpos.
- Las olas juguetean con sus pies.
- La arena les hace cosquillas.
- Huelan el agua salada,….
Algunas hemos empezado a bostezar y casi nos dormimos. Relajación plena en la clase.

Seguido nos ha leído un cuento que se titula así:

CUANDO LA RAÍZ ES El AMOR


Cerca de un arroyo de aguas frescas, había un pequeño bosque. Los árboles eran muy variados. Todos gastaban las energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíz.

En cambio un laurel dijo: "Yo, mejor, voy a invertir mi savia en tener una buena raíz: así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten".

Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así, todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.

El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, señoreando sus flores y perfumes, meneando el abundante follaje.

¡Laurel !...(le decían) ¿para qué quieres tanta raíz? Mira a nosotros, todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza.

¡Deja de pensar en los demás! ¡ Preocúpate sólo de ti!
Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.

Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, sopló y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados, que por más que gritaban no pudieron evitar que el viento los volteara.

En cambio el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas.

Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles, no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces, dentro de tu corazón... allí... en tu alma...Y es:

¡EL AMOR!.. AL PRÓJIMO

Después hemos debatido el cuento. Hemos preparado café, té, manzanillas,.. con pastas.

Y así de mágica ha sido la clase del martes.

lunes, 18 de febrero de 2008

Un día más de tantos

La mañana del lunes


Gegey es un noble perro muy grande. Es Pastor Alemán de autentico pedigrí. Se distingue su autenticidad porque tiene dos lunares, uno en cada quijada, casi en cuello y el paladar es negro. Se le busca un perrita de la misma raza y sin mezclas. Autentico Pastor Alemán.

Necesita una novia para que la ame, haga gozar y pueda tener descendientes.



Tarde del lunes.

Hoy a la vuelta del trabajo a mi corazón se le ha roto un pedacito. Como cada día entré en el metro y estaba lleno de personas cansadas por el agotamiento del día. Unas van sentadas y otras van de pie. Yo casi siempre me toca ir de pie. Según van pasando las estaciones tomo algún asiento libre.

Yo suelo ponerme en un rincón al lado de la puerta y a mi derecha queda la puerta cerrada. He de tener cuidado cuando abren y cierran porque al abrirse como no esté atenta puedo caerme de espaldas. Al otro lado de la puerta pero apoyada en el metal del frente, había una chica muy joven, portaba una litrona en la mano. Lo de menos es la litrona. Ella se ha preocupado por mí y me cedía su sitio para que yo no pudiera caerme.

Sus ojos eras apagados y con una especie de cortina casi opaca. Su rostro tenía gotitas de sudor y sus mofletes estaban colorados. Hablaba pausada, muy pausada.
– Ponte aquí que te vas a caer - me decía. Intentó cambiarme el sitio y yo la puse las manos para que no se moviera. Entre el hueco de ella y otro chiquito me acoplé. La escuchaba con atención. Ella me decía
– El otro día casi me tiran al suelo – me decía -. Entran antes de dejar salir.
Ella lleva su tripa abultada, está de 6 meses. En cuanto ha visto un asiento libre me ha dicho:
- Siéntese señorita.
– Gracias no siéntate tú cariño que estas en estado y tienes más peligro que yo de caerte.
Realmente un trozo de mi corazón se rompió. Ella trataba de cuidarme a mí que gracias a Dios estoy sana. No consentí sentarme yo y, sujetándola del brazo, la ayudé a sentarse. De vez en cuando llevaba la botella de cerveza a su boca y daba buen trago. Dios sabe la historia que hay detrás esa botella y el porque de emborracharse para olvidar alguna cosa fuerte. Mientras tanto el bebé que tiene en sus entrañas, sigue creciendo y seguro con algún problema por la bebida que su joven madre ingiere.