jueves, 26 de febrero de 2009

El Autobus de la Metadona.

Hoy como cada día he ido a trabajar en el bus. Ahora voy algo más contenta pues ya no estoy constipada, estoy sanita y el sol cada día besa apasionadamente mi pelo, mi carita pecosa y mis ropas, pues aun no voy descubierta, mis vestidos tapan hasta mi garganta, ya que aun hace fresco. Cuando el tiempo lo permita, el sol se acurrucará en mis pechos y los acariciará. Este año el sol ha estado mucho tiempo fuera, ha hecho poco su aparcición durante el invierno. Para mí, el sol es vida, es luz, es alegría, es libertad, nos permitimos ir con la cabeza bien alta y el cuerpo erguido... ¿Es posible que en el invierno se tengan más enfermedades porque vamos mirando al suelo y encogidos?

Hoy camino del trabajo en el bus, siempre vamos los mismos y ya nos conocemos todos. Pero hoy había una carita nueva. Mi costumbre es sentarme en el centro del bus. ¡¡Es una manía y si puede ser al lado de la puerta mejor que mejor!! Jajaja por eso de si hay que salir corriendo ser la primera. Eso sí, si hay ancianos o niños les ayudaría a que salieran ellos antes que yo. Pues la carita nueva con manos amoratadas estaba detrás de donde yo me he sentado y abrazaba el sitio contiguo a mi lado. La primera impresión que me ha causado ha sido que algo le sucedía, no por nada porque no llevaba ningún sello en la frente. Pero yo soy observadora y esas manos amoratadas es del frio. Yo he intentado echarme lo más posible hacía la ventana para dejarlo a él cómodo como estaba. Una persona de a pie se hubiera quitado de esa postura para que fuera yo la que me sintiera cómoda, y a gusto en mi sitio. Al poco ha preguntado:
- ¿La próxima parada es la estación del tren?
- No - le ha dicho una señora -, es en la siguiente, aun le quedan dos.
- ¿Pero es la parada antigua o la moderna? - decía el joven que abrazaba el respaldo del asiento de al lado mío.
- No solo hay una estación - le ha dicho la señora.
No conforme con la respuesta, se ha asomado por la rendija que hay entre los asientos y me ha tocado el hombro.
- ¿Señora no hay dos estaciones de tren?- me preguntaba a mí.
- No, solo hay una que yo conozca, como no la hayan hecho esta noche y no me haya enterado.

Y el joven se ve tenía ganas de comunicarse porque me ha dicho:
- He estado ocho años en la cárcel y no recuerdo muy bien donde estaba. Esto ha cambiado mucho.
- No te preocupes yo te digo cuando te has de bajar - le he dicho.
- Voy a Getafe Centro, para luego coger la línea doce para ir a Móstoles a por metadona, - me decía la criatura. No tendría más 30 años
Y claro yo que me he quedado alucinada, resulta que el chico ha salido de cárcel y parece que intenta rehabilitarse no consumiendo más drogas, y le hacen ir hasta Móstoles a recoger todos los días la metadona, supongo todos los días se tomará una dosis no sé cómo funciona esto. ¡¡¡Es inaudito que desde Torrejoncillo, Cubas... que viene el bus tenga que desplazarse hasta Móstoles para ir al autobús de la metadona. No lo entiendo. Si resulta que pasa por el hospital de mi localidad y le hacen desplazarse hasta tan lejos. Seguro que si está recién salido de la cárcel su economía no es muy buena. Si tiene que hacer todos los días ese trayecto para recoger su medicación, puede cansarse de ir cada día 25 kilómetros con el consiguiente gasto que le supone en transportes.

No sé en qué narices piensan las autoridades de verdad. Es inhumano que las personas se tengan que desplazar tanto para conseguir desengancharse de la droga que los tenía sin libertad, y seguro por ella estaba pagando pena. En fin que creo que cada vez creo menos en los que nos gobiernan.

Me he dado cuenta que se nota cuando una persona ha estado varios años en la cárcel. Las formas, los modales no son los mismos que los de los demás ciudadanos. Sin saber yo sabía que algo le sucedía, y es que no está bien integrado en la sociedad después de haber estado privado de libertad, y compartiendo en un espacio reducido con otras personas posiblemente con sus mismos problemas. Sólo le deseo lo mejor y que tenga suerte y no se cruce en su camino con ningún un camello que lo lleve de nuevo a la perdición, a consumir droga y cometer algún atropello y por ello ser encerrado de nuevo r entre rejas.

Hoy me he sentido la persona más dichosa del planeta y he dado gracias a Dios no, pues no sé si realmente existe, si a la vida por haberme dado lo que tengo y lo que soy. Y por haberme apartado de la miseria humana que acarrea la droga. He dado gracias por haber tenido siempre libertad de poder elegir lo que me convenía. Y por haber caído en la familia humilde, pero familia, que me ha tocado. Aunque qué culpa tiene la madre del joven. Seguro lo ha educado lo mejor que ella ha sabido. Pero en la vida es tener suerte y no toparte con la droga y malas compañía. Supongo que esto es lo que llevó a estar privado de libertad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bien Isa, es un comentariode una lógica clara y con un emotivo y sentido agradecimiento a la vida como dices que te dio las luces para ir eligiendo y aceptando lo mejor que se te iba dando.

Felicitaciones.

Unknown dijo...

Gracias Tony por pasar y dejar testimonio de ello.
Saludos y un abrazo.