viernes, 11 de septiembre de 2009

Cosas de niños

Ayer me sucedió algo extraño. A ver como lo cuento para no herir la sensibilidad del lector.
Llegué a casa a las 19:30, antes me había pasado por un comercio para comprar comida, y de paso darme un gran paseo. Pues bajé del bus y regresé de nuevo para atrás andando. El paseo es más o menos de un kilometro y medio, y otro para regresar.


Subí 4 pisos para llegar a mi casa y soltar la compra. Me bebí un buen trago de agua y de nuevo bajé a por manzanas. Pues una mira mucho los precios/calidad. A igual precio/calidad compro donde menos me cuesta. A la vez que ahorro, voy dejando algún gramo de mi peso por el camino. Me hago dos favores a mí misma.


A lo que vamos, me metí por un callejón que da a la parte de atrás del bloque donde vivo. Mi balcón da a un pequeño parque en donde hay tres árboles grandes, y el pavimento bien puesto de baldosas rusticas. Ahí juegan los niños y también los perros hacen sus necesidades. La verdad las personas ya están muy concienciadas y recogen las cacotas de sus mascotas.


Ayer por la tarde, solo había dos niños en una posición un tanto rara. Como dos perrines. Un niño de no más de 6 años con los pantalones bajados y el culete en pompas buscando al otro niño que estaba detrás de él, en las mismas condiciones, con los pantaloncines bajados e intentando que su diminuto miembro entrara en el agujerin, del niño más grande. El menor de atrás no tendría 4 años. Yo al verlo lo único que se me ocurrió fue decirles: ¡¡¡Pero buenoooooooooooo!!! Se ve que el tono de voz fue muy agudo, pues inmediatamente subieron su pantaloncines y salieron corriendo.
La inocencia les hizo intentar seguro imitar alguna escena vista en la tele,... Lo que no comprendo es como las madres/padres, dejan a esos niños solos. Seguro si da con otra persona, los hubiera agarrado de las orejas y hubiera buscado a sus padres. Yo creo que solo intentaban imitar y descubrir que era eso que veían.


Si los vuelvo a ver por el lugar, le diré que eso les va a doler mucho más que cuando el médico les pone una inyección. Así dejaran de jugar y experimentar.

La inocencia les expuso a que los vecinos que se pudieran asomar y mirar por el balcón, los vieran. Afortunadamente no había nadie, pues yo miré para arriba y nadie había asomado al balcón. No es bueno que ya de niños les pongan una etiqueta.



2 comentarios:

José Luis Hernandez Zurdo dijo...

Gracias QUERIDA ISABEL60 yo te deseo lo mismo y aprovecho la misma que te he escrito en ARTE&FOTOGRAFIA, para reiterarme por esta...tu comprensión... la que yo agradezco en grado sumo... con respeto... ¡con mucho respeto! ya que te conozco desde hace muy poquito tiempo...pero en este insignificante tiempo...he aprendido a respetarte...por el solo hecho de tu gran respeto hacia los demás...el cual yo agradezco y admiro como condición humana.
Lo dicho AMIGA ¡siempre tuyo! ¡Como se decía antiguamente al final de una misiva!... y un fuerte abrazo si...eso mi gran AMIGA ISABEL.

POSDATA: Esta respuesta te la he escrito en mi BLOGS en contestación a la que tú me haces en la fotografía mía de regreso veraniego.

Muy guay el nuevo artículo y preciosas fotografías.

Unknown dijo...

Gracias :-) Ahora mismo entro en tu blog amirarlo.
Otro abrazo para ti José Luis.