jueves, 15 de octubre de 2009

Paisaje de Asturias


De vuelta del viaje nos encontramos con estos hermosos paisajes. La ida era gris y no  pude disfrutar estas maravillas que nos ofrece la Madre Naturaelza.


El otoño también es muy hermoso, y he aquí en todo su espledor.
Iba con los ojos abiertos como platos para no perdeme ningún detalle.

La hierba canta porque está  bien hidratada, y luce ese bello color esperanza.

Un manto de frescura cubre las praderas para que  el rocío mañanero, no la de frío

 La libertad en grupo sabe  tan rica o más que en solitario.



Los besos tan dulces del sol, hicieron que esta hierva creciera para poder ser comida por los caballos.


Hermoso viaje, esto nos cargó  de  buenas energías para varios meses

Mañana continuo subiendo fotos

miércoles, 14 de octubre de 2009

Cena en Pola de Somiedo (Asturias)

Pedimos un Pote Asturiano sin saber de que estaba compuesto el menú. :-) Cuando lo vimos pensamos madre mía jajajaja y esto nos tenemos que comer ahora. Llevaba morcilla, chorizo, tocino, patatas, verduras muy menuditas. Pregunté a la joven camarera que eran la verdura, me dijo que berza. Todo esto estaba en una gran cama de líquido del color del chorizo. El pote nos supo muy rico y dimos buena cuenta de la fuente honda que nos pusieron. . Después pedimos escalopines al cabrales. Delicioso. Una ensalada mixta para dos. Una botella de Sidra :-):-):-) y de postre tarta de queso.


Ya el camarero cuando nos tomó nota nos vio cara de no saber lo que era el Pote Asturiano. Pedimos los escalopines y la ensalada mixta para dos y nos dijo: Los postres después una vez terminado lo demás jajajaja. Para mí que pensó no íbamos a poder comer tanta cantidad. Pero él no sabía que ese día andamos 24  kilómetros. Y que gastamos más calorías de las que habíamos comido en todo el día.


La sidrina me sentó bien. Pronto comenzaron mis ojitos a chispear como si de luciernagas se tratara, y a salirme buenos rosetones en las mejillas. No estoy acostumbra a tomar nada de alcohol, pero ese día era especial. Celebrábamos que el día anterior hacía 28 años que nos habíamos unido en matrimonio.





Pote Asturiano, está rico, ricoooooooooooo



Escalopines al Cabrales. Igual, rico rico, a mí me gustan mucho los quesos fuertes, y este lo es.


Tarta de queso. Muy jugosa, dulce y muy ricaaaaaaaaaaa


Dimos buena cuenta de todo. Yo bebí una miejita de sidra, y Antonio casi toda la botella. Pero yo estaba más contenta que él. La falta de costumbre hace rápido efecto.

Una vez terminamos de cenar, dimos un paseo por el puente y a la cama.





Tardamos en dormirnos, pues tuvimos sesión amatoria. Yo reía mucho porque la sidrina me hizo efecto. Y me dejé llevar. Dejé que me poseyera y yo también le hice caricias. Ese día como otros tantos llegamos hasta el firmamento, y vimos un gran arco iris. Fue más especial porque recordamos que hacía 28 años,  que no teníamos la experiencia ni calidad amatoria qeu tenemos ahora. Y esta anoche las nubes gimieron, las estrellas alumbraron más. La luna se puso celosa y el cielo casi se abre de placer.

Dormimos como dos dulces angelitos. El cansancio de la caminata. La cena regada con sidrina y las caricias, fueron el mejor de los valsamos, y la mejor de las nanas para no despertar en toda la noche.

Y así pasamos el segundo día del puente del Pilar.

Autora: Isa, yo misma





martes, 13 de octubre de 2009

Viaje a Pola de Somiedo (Asturias)

Sábado de madruga a las 5 suena el reloj y casi sonámbula intento situarme por qué ha llamado tan temprano. Rápido siento la voz de mi compañero:- Vamos cariño, es hora de levantarnos, nos vamos a Asturias. Me cuesta horrores despegar mis ojos, pues esta noche he dormido fatal. Pero mi pereza la dejo a un lado y me levanto, hago pis, me quito las legañas lavándome la cara y me visto. Peino y voy a la cocina para preparar un café bien cargado a Antonio que se toma con 4 galletas y mermelada de higo. Preparo un zumo de naranja para él y otro para mí. Me lo tomo con un diurético que tengo que tomar por prescripción del cardiólogo. Terminamos de desayunar rápido y mi compañero se va a por el coche al garaje.

A los 10 minutos me suena el teléfono móvil y la verdad que me asusto. Mi compañero me dice que no puede sacar el coche del garaje, que no funciona el mando para abrir la puerta.

Así que le digo que llame por teléfono al dueño. El dueño en 20 minutos va con otro mando y le da el nuevo, mira qué casualidad estropeársele en ese momento el mando.

Pues nada ya relajados metemos el equipaje y caminito de Pola de Somiedo en Asturias.


Se hace muy pesado pues salimos sobre las 5:45 aun anochecidos. Iban coches pero se circulaba muy bien. Amaneció sobre las 8, las luces del nuevo día iban encendiéndose. El cielo parecía muy encapotado. Las nubes eran grises y  no se veía apenadas. De vez en cuando alguna lágrima derramaban. El sol brilló por su ausencia en toda la mañana. Pero lo compensaba el paisaje. Llegando a la provincia de León el verde esperanza de los prados nos daba la bienvenida. Las vacas pastaban y por la carretera campaban a sus anchas. Es insólito que se formen colas de coches para dejar que las vacas sigan su camino por la carrera. La verdad que me chocó mucho, y me quedé asombrada. Los caballos pastando la rica hierba acunada por la noche, y recién bañada por el rocío de la mañana. Debía estar muy jugosa y rica.


Íbamos varios coches en cola detrás de las vacas que a su paso nos dejaban hermosos y apestantes regalos convertidos en frescos moñigos. Los caballos no levantaban su cabeza y seguían comiendo la tierna y fresca hierba.

Praderas verdes y peñascos en la montaña iban haciendo su aparición tras un día gris muy serio y algo triste. Paramos dos veces para descansar. Antonio se tomó un café en un bar, y yo una fruta que preparé para el camino, mientras miraba el paisaje y estiraba las piernas. También tomamos unas galletitas energéticas de cereales. Vimos montones de caballo pero le dije a Antonio que no parara, que a la vuelta nos entretendríamos más.










Llegamos a Pola de Somiedo sin ninguna dificultad. Mientras salíamos de Madrid yo me entretuve en programar el GPS y ponerle la dirección del lugar donde íbamos, la calle y el hotel, y a las 11:30 nos decía la voz de una dulce dama: Llegando al destino por la derecha. Así que ala, nos apeamos del coche, echamos un vistazo al lugar, y respiramos. El viaje estaba muy cargado de curvas peligrosas, carreteras muy estrechas que eran invadidas por vacas muy pachorras que se dirían seguro a algún prado a pastar. Yo todo el camino iba con el corazón encogido pensando que en cualquier momento nos chocaríamos con una gran mole de carne. Afortunadamente llegamos al destino sin ningún problema.


Este viaje lo he preparado yo. Es un regalo que le he hecho a mi compañero por su cumpleaños y además por nuestro aniversario de bodas que fue el día 10. Entré en internet y busqué lugares de Asturias y llegué hasta Pola de Somiedo. Vi un lugar muy acogedor al lado de un parque con muchos animales y me gustó. El sonido de muchos pajarillos contando, osos, .... El lugar ponía que era el Parque Natural de Somiedo. Este lugar estaba muy cerca de Casa Cesáreo. Yo pensaba que era una casita rural, y resulta que lo que contraté fue un hostal de dos estrellas. Por cierto, muy limpio. Lo llevan dos jóvenes muy amables. Casa Cesáreo es de 8 habitaciones, es decir 16 perdonas lo pueden habitar. Está a la entrada del pueblo de Pola de Somido.



Bueno llegamos a Pola de Somido, nos presentamos y nos dio la llave de la habitación, y nos acompañó uno de los dueños al cuarto. Deshicimos el bolso de la ropa y fuimos a pedir información a la Oficina de Información y Turismo. Esto también vi en internet que estaba muy cerca de la Casa Cesáreo. Nuestra habitación era amplia de matrimonio. Menos mal, así no evitamos tener que juntar las camas para dormir y sentir el calorcito humano. Al abrir la ventana para ver el día, la visión era la montaña. Unas montañas en donde sus cumbres a primera hora de la mañana vestían un manto de niebla que las embellecía.
Y el ambiente estaba cargado tambien de melódias que a su paso deja un arroyo caudaloso,  que escurría  y se escapaba por las grietas de la montaña.





En la Oficina de Información y turismo nos dijeron los lugares que podíamos visitar, y de más interés y nos pusimos manos a la obra. Fuimos de nuevo a la habitación. Prepararé una mochila con la cámara de fotos, y puse también en ella dos bocadillos de lomo, dos frutas, dos galletas energéticas y una botella de agua. Antonio decía que no, que comíamos a la vuelta en el hotel. Yo le dije que bueno, que aun así por lo que pudiera pasar echaba los bocatas. Ya en la oficina de información y turismo nos dijeron de hacer la ruta de Castro. Su itinerario es el Área Recreativa de la Malva.
Dificultad Baja.
Distancia 4 kilómetros.
Duración 1 hora y 30 minutos.
 Así que pimpa, pimpa… el paisaje precioso. Yo iba alerta por si veíamos algún oso o alguna cabra montesa,… el silencio era atroz. Nos adelantaron 6 jóvenes y una pareja más o menos de nuestra edad. Como era de esperar, había llanos pero también cuestas pesadas en la montaña. Olía muy rico pero no pude definir a a qué. Algún que otro pajarillo nos daba la bienvenida. Ausencia de moscas y de cualquier otro insecto. Y la aparición de osos o lobos brillaba por su ausencia. Por allí los únicos osos a la vista éramos nosotros. Sobre las 14 horas a la mitad del recorrido la pareja que nos adelantó se dio la vuelta. Preguntamos qué había al final. Nos dijeron que no llegaron que no llevaban nada para comer y se volvía para el pueblo.

Área de servicio donde dejamos aparcado el coche para hacer la ruta del Área Recreativa de la Malva - Castro

Es un buen lugar para hacer senderismo y estar en pleno contacto con la natureza. Si se viene a estos lugares, hay que olvidarse del horario, y las comidas en los restaurantes.
Mochila a la espalda y bocatas, fruta y botella de agua.
Y sí hay suerte algunos frutos que se encuentren por los caminos, como castañas, nueces y alguna manzana que rodó por la ladera y se quedó esperando que alguien la recogiera.


Nosotros seguimos caminando, pues teníamos reserva en la mochila por si apretaba el hambre. Mi paso por algunos lugares era muy lento, yo no tengo problema en llano. Puedo llegar hasta Roma caminando. Pero las cuestas se me hacen muy pesadas, mi corazón se queja y he de descansar y tomar aire. Antonio decía:  si quieres nos volvemos. Pero yo estaba empeñada en continuar. Tenía que lograrlo. Pensaba que tal vez podría ver un oso, pero nada, éramos una osa llamada Isa, y un oso llamado Antonio los únicos a la vista. Y los jóvenes que nos alcanzaron, que los vimos antes de llegar al pueblo de Castro tumbados, y comiendo en un prado verde. Nosotros nos tomamos el bocadillo sobre la marcha. Y a allá sobre las 15 horas llegamos al pueblo de Castro. Un pueblo muy solitario donde un abuelo tomaba el sol sentado en la pared de su huerto. Y tres gatos estirados todo lo largo que eran adormecían la siesta. Pasamos por su lado y ni se estremecieron. Dos abuelas esperaban en las puerta de sus casas. Dimos las buenas tardes y nos contestaron. Tenían ganas de hablar, nos dijeron que estaban esperando al panadero. Se ve que el pan lo lleva un coche y lo reparte por las casas. Un pueblo casi fantasma.






Antes de llegar a Castro vimos muchos árboles frutales: Manzanos, Perales, Castaños y Nogales. Recogimos dos puñados de nueces y otros dos de castañas. Guardamos provisiones para regresar de nuevo a La Pola de Somiedo. Pero no íbamos a atravesar de nuevo la ladera de la montaña , si no, por la carretera.










La carretera muy estrecha y con montonones de curvas. Pasar, pasar lo que se dice circular, circularon pocos coches. Pero alguno sí circuló, y siempre en las curvas gritaba su claxon para hacerse notar y no chocar con otro coche que viniera en sentido contrario. Nosotros al sonido de agudo de los pitos, nos pegábamos al máximo a la barandilla que separaba del precipicio (los quita miedos), de los  arroyuelos, o corríamos el peligro de ser arrojados a las aguas de la central eléctrica H del C 1915. Seguimos despacito por la carreta hasta por fin llegar a donde habíamos dejado el coche. Llegué toda colorada. Había varias parejas con sus hijos en el área de descanso, y nos preguntaron. Le contamos la hazaña y les dijimos que con los niños es un peligro hacer ese recorrido. Sí ir por la ladera de la montaña , pero que se olvidaran de volver por la carretera, y sí de hacer  el mismo recorrido para la vuelta, sólo que al revés. Que si hacían la Ruta Recreativa de la Malva- El Castro, luego regresaran por el mismo camino, y no se aventuraran a volver por la carretera.













Este bichejo tan feo creo que es de la familia las babosas. Lo tocamos con una pajita y cerró los ojos. Francamente es como un monstruito en pequeño.



Este pueblito es el pueblo de Castro



Ricas y olorosas manzanas del pueblo de Castro




Aguas cristalinas y muy frías. Aquí nos lavamos un poco el sudor, y rellenamos la botella de agua muy rica.
Esta fuente está muy cerca de El Castro. Es un pueblo muy pequeño y muy poco habitado.

Casitas de El Castro en donde antaño guarban la paja para los animales


Casi a la salida del pueblo de El Castro

Caminando por la carretera para llega a Pola de Somiedo, nos desviamos y cruzamos el puente de la Central Hidroelectrica

Central hidroelectrica entre el pueblo de El Castro y La Pola de Somiedo



A las 17:30 horas llegamos al coche, y regresamos al hotel. Nos dimos una ducha y le di un masaje a Antonio, le dolían los hombros de ir cargado con la mochila, y la tensión de pensar si yo podría terminar el camino, y estar bien. A las 19 horas después del masaje y unos cariños muy profundos, y de haber tomado un sobre efervescente de 1 gramo de paracetamol, nos quedamos nuevos.



Nuestra residencia por dos días

Ya en nuestra habitación después de hacer senderismo.



Iglesia muy antigua en Pola de Somiedo.

Hicimos una visita al museo de oficios de Pola de Somiedo. Allí la carpintería y los zuecos para aislar de la nieve hacían su presencia. También herramientas de la pesca, del campo,… La entrada nos costó 3 euros los dos, con derecho a visitar las brañas por dentro, en el pueblo de Veigas, que lo hicimos al día siguiente, el domingo.












Paseo por Pola de Somiedo




Pola de Somiedo anocheciendo desde la habitación.
Este día caminamos unos 8 kilometros.




Brañas  en el pueblo de Veigas






Preciosas casitas en donde antaño vivian los pastores y campesinos del lugar. Hoy convertidad en un buen reclamo para los turistas. Es bueno mantener estas brañas para que  no se pierda la cultura del lugar.


Braña por dentro.





Dijo Antonio de ir a cenar a un restaurante, pero a mí no me apetecía. Necesitaba más dormir que comer. Así que fuimos al supermercado, compre jamón serrano, lomo embuchado, queso de cabrales y dos barras de pan. Hicimos dos bocatas de Jamón serrano con queso. La otra barra de pan la rellenamos con lomo y el resto del queso para llevarnos el domingo y hacer el Alto de la Farragona – Lagos de Saliencia – Valle de Lago.

Dificultad Media.

Distancia 14 kilómetros

Duración 4 horas y 30 minutos.

Dirección ruta de los Lagos







Ibamos parando para ver mejor el paisaje


En principio dijimos de llegar hasta el Valle de la Cueva que nos llevaría 20 minutos, después el Valle de Cerveriz con 1 hora y 17 minutos. , después el Lago de Calabazosa con 1 hora 24 minutos. Aquí nos sentamos a contemplar el lago y nos comimos unas palmeras dulces y un melocotón cada uno. Hicimos un buen descanso. Me preguntó Antonio que como iba. Le dije que bien que me atrevía a seguir caminando. Llegamos a la Vega Camayor 2 horas y o6 minutos, todo este tiempo es estimado por el personal que hizo las rutas. Yo siempre necesité 30 minutos más para llegar a cada lugar. Preguntamos a dos chicas que si quedaba mucho para el Mirador de la Miaja, y no parece que era muy duro llegar al lugar, nos dijeron que era precioso y merecía la pena, así que me animé, y le dije a mi compañero de continuar. Para llegar a este mirador hay que atravesar tierras donde hay vacas y pequeños riachuelos de agua. Ya acercándonos al Mirador de la Miaja hay como una veredita muy estrecha, y un acantilado muy profundo. Yo con vértigos iba detrás de Antonio mirando sus pies. Así no me mareaba. Llegamos a la meta marcada y desde allí se veía el Valle del Lago. Un paisaje hermoso donde los haya. Estábamos en un paraíso. Nos sentamos a comer el bocadillo con un apetito inigualable. Mi botella de agua se terminó y le pedí a Antonio de la suya. Con tan mala sombra que no la había cogido. Tenía la boca seca. Ni miajita de saliva anda por mi boca. Y encima con un señor bocadillo que nos habíamos comido. Ya tampoco teníamos fruta que tiene agua, y nos hubiera aliviado un poco la sed. Así que pelamos unas castañas que recogimos el día de antes por el pueblo de Castro, y  teniéndola en la boca y pasando de un carrillo al otro , fui haciendo un poco de saliva. Las 4 horas de regreso se convirtieron en 5 hasta llegar al coche. Muerta de sed. Haciéndome aguas menores y también las mayores. Y ninguno modo de ponerte detrás de una roca porque había pocas rocas, y un trasiego de personas por todo lo ancho y largo del camino.









comienza la caminata hacia los lagos







Lago de la Cueva



Este paseo se podía hacer a caballo, supongo como tendrán sus posaderas :-)







Lago Cerveriz




Lago Calabozosa







El mismo lago de Calabazosa






Algunos muy listos se llevaron las bicicletas.







Llegando al  Mirador de la Miaja



Abajo el Valle del Lago


Para llegar hasta este valle, hicimos al completo unos 12 kilometros. No llegamos hasta abajo.









Repostando gasolina para que el motor pueda continuar, y volver al punto de partida.






Con tanto agua como tiene el Lago y nosotros sin una gota en la botella para poder beber.



Comenzamos a caminar a las 11:15 y nos sentamos en el coche a las 18 horas. De vuelta al hotel. Íbamos malísimos. Nos paramos antes de llegar al hotel en el pueblito llamado Veigas a tomar una coca-cola. Y agua con un sobre cada uno de 1 miligramo de paracetamol.

Llegamos al hotel. Una ducha de agua caliente. Masaje mutuamente. Nos echamos como 30 minutos un rato en la cama. Nos levantamos nuevos, y esa noche si cenamos en el Meirel, un hotel de 2 estrellas. Mañana continúo y digo lo que cenamos…

Autora: Isa, yo misma