jueves, 27 de mayo de 2010

Mi Conejita Tiene Alborotadas Sus Hormonas

Mi conejita tiene alborotadas las hormonas y esta mañana mientras limpiaba su jaula, intento rozarse con mi pie. Pero a mí me hacia cosquillas y no la dejaba. Yo para limpiarle la jaula me arrodillo, por cierto me están saliendo callos en las rodillas. Bueno mejor dicho, solo en la rodilla de la pierna derecha. Está más áspera que el resto de la pierna. Bueno a lo que vamos pues eso, que la pobre se ve que la pica su cosita, y a toda costa quería montar a mi pie. No la he dejado porque me daba la risa y no podía terminar de limpiar la jaula.
Una vez he terminado, ha buscado de nuevo mi pierna y la he dejado que disfrutara.
Ya sé que iré al infierno con Pedro Botero por dejar que mi conejita se masturbara en mi pie. A mí me sabía mal que la pobre no disfrutara y se desahogara, así que, que disfrute.


Me han venido recuerdos del internado y de cuando las monjas nos decían que no podíamos ser promiscuas, y el cura en el confesionario nos decía que era pecado tocarse el cuerpo.

Menos mal que una no hacía caso a esas cosas y disfruté y conocí mi cuerpo. Toda una pecadora adolescente. Con trece años tuve mi primer encuentro con mi cuerpo, yo misma me acariciaba mientras estaba en la ducha, o en la cama y  nadie me podía  ver. Me hice con un espejo pequeño y me miraba y sabía como era mi sexo. Y ni me he quedado ciega por tocarme mis partes sexuales, ni me han salidos pelos en las manos, ni en los brazos. Tengo los pelos normales que tiene todo el mundo.Y hoy no he podido dejar que mi conejita no saboreara ese rico y dulce caramelo.



Pero no ha controlado el gusto que sentía y me ha dado un mordisquito en la pierna. Es como si un alfiler me hubiera pinchado. Ella sabe que no puede morderme pero con la emoción del placer se le ha olvidado. Nosotros los humanos cuando recibimos placer jadeamos y suspiramos, pues parece que los conejitos muerden.

La he regalado mi osito para que cuando tenga ganas se desahogue con él. Parece que si lo va a aceptar como amigo. Lo ha estado oliendo y lamiendo, supongo que cuando tome confianza con él pues intentará ponérselo de forma que sienta placer.
Mi conejita Bolita se está haciendo adulta y como está viva quiere sentir. ¿Y porque no puede ser igual que los humanos que sentimos sin necesidad de procrear?.
Y que nadie se escandalice que sentir placer es lo más natural del mundo.


La sexualidad es algo natural. Al igual que es un placer leer, contemplar una bella puesta de sol o un crepúsculo. Oler un perfume. Ver volar a los pájaros, escuchar las olas del mar. Bucear y ver las profundidades,… Sentir y tener orgasmos es algo natural que la gran mayoría de las personas que estamos vivas necesitamos. Y es un gran sacrificio el privarse de estos placer. Y yo no estoy dispuesta a privarla de ellos, por lo que sí puedo facilitarle a mi conejita se lo facilito.

martes, 25 de mayo de 2010

Campo de Amapolas


Erase un lugar en la montaña donde el campo era árido. Sus campos estériles donde la tierra paría rocas arcillosas que se convertían en arena con el soplo del viento. Estaba a falta de agua por lo que la humedad no existía en el lugar.

Era tal la falta de amenidad que había, que hasta los escarabajos se murieron de aburrimiento y falta de alimento.

Una de entre muchas noches oscuras en donde ni la luna ni las estrellas hacían su presencia, esa noche el cielo se iluminó. La luna sonreía. Una nube tuvo la deferencia de lavarla la cara.

Con el agua sobrante enjuagó sus cabellos y dejó que éstos chorrearan a la tierra. Allí en donde el agua cayó hizo su aparición una tímida amapola. Al verse tan sola comenzó a hacer pucheros como si de un recién nacido se tratara. La luna y las estrellas al ver tan delicada y hermosa criatura que sollozaba con el corazón a punto de estallarle, bajaron hacerla compañía.

Al estar la tierra tan iluminada hicieron aparición algunos pajarillos que emigraban a tierras más fértiles en donde poder plantar sus nidos y poder alimentar a sus polluelos.

Con tan buena suerte que defecaron semillas de amapolas que habían comido en unos campos floridos.

En tres días por arte de magia la amapola que tan solita estaba se rodeó de cientos de criaturas tan hermosas como ellas.

A partir entonces los campos lucen estas haditas rojas delicadas que hasta un beso puede dañarlas.



Fueron brotando tímidamente sin hacer ningún ruido
A pesar de su color rojo agresivo, no quieren llamar la atención.
Son humildes pero su belleza las hace resaltar aunque ellas no quieran.



Los campos tienen alma de amapola.
Son sensibles. Si reciben agua y caricias, en primavera, de la tierra brotaran pinceladas de flores que adornaran los campos como un collar de diamantes en el cuello de una dama.


Fotos y texto dedicado a Malena. Seguro algún día, en cualquier momento podrá verlo y estas imágenes y cuento, dibujaran una sonrisa en sus labios.

lunes, 24 de mayo de 2010

Árbol del Paraíso, Olivo de Bohemia, Olivo del Paraíso, ...

Podría pasar como un árbol común si no fuera por mi fuerte olor.

Soy el árbol del Paraíso.
Olivo  del Paraíso o Bohemia
Mi belleza es una belleza común.
Mis hojas son alargadas como las de los olivos tradicionales.
Mi fruto no es la aceituna de la que sale el oro líquido.
Pero soy famoso por mi olor.
En estos momento luzco en las ramas unas pequeñas florecillas amarillitas.
Diminuta pero de un olor fuerte alimonado.
Si se respira de continuo con nariz pegada, es abrumador el perfume.
Puede incluso hasta marear.
Es como si tuviera todas las flores del mundo  almacenadas,
 y maceradas en mis florecillas.
Soy el alma de la tierra

 

Soy un árbol humilde.
Paso desapercibido.
Sólo soy resultón por mi dulce olor.

Mis flores son chiquitinas.
En ellas se esconde toda mi esencia.



Realmente soy flor bella.
Pero las hojas tan grandes me tapan y casi nadie me ve.
Por eso cuando irrumpo con mi perfume despisto a las personas
 y no me encuentran.


Soy el alma de la tierra.
En mí se concentran todos los olores habidos y por haber de la tierra.
Por eso mi pronto es tan fuerte.
A la vez soy una dulzura alimonada.
De pronto resquebrajo la nariz con mi sequedad.
También llega una leve marea de ultratumba.
Por ello soy el ama de la tierra.

Mi  aroma en el campo campa a sus anchas.
En casa me concentro y desencademo una secuencia de distintos olores.
Puedo ser agradable y una dulzura,
y al instante ser el perfume de unos huesos que encarcelò la tierra.
Indeliberadamente  reseco el ambiente,
y de nuevo lo lleno de todo tipo de perfumes salvajes.
Por todo esto
soy el alma dulce, y amargo que guarda la tierra,
sólo hago mi presencia en primavera.