miércoles, 4 de agosto de 2010

Cabras, ovejas, hierba...

No pude tomarla comiendo tranquila.
Son asustadizas y aunque puse esmero y la hablé con cariño, se asustaba.

Jajajajaja, aqui está esta cabrita, que me hizo frente.
Seguro por su cabecita pasaron miles de palabras, pero no puedo articular ninguna. Sólo su mirada era algo así como: ¡¡¡Qué, que pasa tú, que quieres de nosotras!!!.

Ummmmmmmmmmmmm, qué rica está la comida. Algo calentita porque el sol tenía mucha furia, y lanzaba sus rayos con mucha colera.
Dicen que la cabra siempre tira al monte, y es cierto, subian para arriba.
Parece un gamo, pero es una cabrita


Andaba algo solitaria. Seguro pensando en amores

Esta pobre la dió verguenza pedirme que la arrascara. Así, que ella solita se arrascó contra las piedras.


Preciosa la cabra. Está como a parches. Es una monada de cabrita

martes, 3 de agosto de 2010

Cabras y Caballo


A penas me da tiempo a escribir porque estoy en la biblioteca de mi pueblo y no va muy bien la linea.
Se corta cuando le vienen ganas y bueno, qué lo vamos hacer. Aun no he sido capaz de poder bajarme el yahoo ni el hotmail para poder chatear.
Menos mal que hablo con las cabras y el caballo tan precioso que voy a visitar cada tarde.
También con mi compañero, mi padre, y amigos de aquí.

La vida de los lugareños de un pueblo cualquiera, que se dediquen a la agricultura o ganadería, es muy dura.
No tienen vacaciones, tampoco domingos libres. Los animales todos los días al igual que nosotros tienen que comer.
A la tierra la pasa lo mismo. Si no se riega, las lechugan no nacen. Tampoco las berenjenas, ni las patatas...
Por eso hay que mimar y tner muy en cuenta  a las personas de los pueblos qeu se decican a la agricultura y ganadería.

La vida de los pueblos es más sosegada. No hay carreras para coger el metro o el tren.
Eso sí, en las tiendas te puede llevar hasta un libro, que seguro da tiemo a terminarlo.
Atienden con una parsimonia que es demasido. Con decir que en las carnicerías tienen hasta bancos para poder sentrarse y darle a la de sin hueso. Una hora seguro no hay quien la quite.
Esto no tiene precio poder disfrutarlo.
Yo me siento en una piedra y me puedo tirar dos o tres horas contemplando el horizonte y todo lo que se haya a mi alcance de los ojos. Los oídos  estan alerta a los diferentes sonidos.

Estos son los guardianes de las cabras de Manolo.
Manolo es un cabrero muy particular.
Charlo algunos ratos con él. Su forma de pensar es una forma diferente a la de un hombre de la capital.
Supongo que será por lo que ha visto y la forma en que le han educado. Piense y actua como un hombre mayor. No quiero hablar mal de él, al fin y al cabo es un humano.Pero a buen seguro se le va la fuerza por boca y en el día a día con su mujer e hijos seguro es un cordero manso. Pero en su territorio marca el terreno. Se hace un hombre duro, pero me da que es sensible, y seguro que hasta en algunos momentos lloras


Este es un pilón preparado para que beba el ganado. De esta forma tienen asegurado el agua.

Me estoy acostumbrando al olor de las cabras.
Es un olor fuerte, nada desagradable. Olor a cabra, a naturaleza, a vida...
Caminando por el prado en libertad.
La libertad pastando bajo las piedras.

 Un maravilla poder contemplar.
El tiempo corre sin apenas darme cuenta.
Mirada a través de la ranura de la piedra


 Qué belleza. El caballo es el ser más noble que puebla la tierra.

Pido disculpas si hay alguna falta que haga daño a la vista. Pero aquí no pudo permitirme corregir.
Es todo a la carrera aprovechando que la la red va bien

lunes, 2 de agosto de 2010

La Tierra Dejará de Amamantar...



Los ojos gritan
y la garganta llora,
amamantando la tristeza
del pez dormido en la charca seca.


El ave vuela
sobre un desierto de arena,
y la tierra se volvió viento,
por eso la bruma ciega el pozo de los sentimientos.


Hay hombres que golpean con el látigo de la palabra,
al niño inocente,
a la madre que ama,
a ambos emocionalmente sus sentimientos araña.

La tierra no puede aullar,
la madre con sus pechos al niño no podrá amamantar,
las lágrimas se cristalizaron y no las puede derramar,
el viento se volvió arena…


Los ojos no pueden sus lágrimas regalar.
Los sentimientos no pueden nadar,
se ahogan en una charca de lodo.
Las semillas que plantó el campesino,
no crecerán, porque el hombre las riega con odio y maldad