miércoles, 16 de noviembre de 2011

Las Hormigas, el Hongo y la Lagartija


Parece que el sol de otoño es muy dulce, de ahí que todos los animalillos salgan a calentar su sangre.
La piedra por esta vez parece que no es tan dura, pues la mariposa la abraza con agrado, de esta forma la piedra le hace de calefacción. Pobre mariposa, si supiera que en dos días, no podrá volar porque su vida llegará al final.
Eso sí, tiene suerte que como tiene alas viaja a donde quieren. Seguro tienen un buen mapa en donde le pone los lugares más hermosos para visitar.


¡¡Vamos, vamos arrimar el hombro!! Se escuchaba una vocecilla de una de  las hormigas. Increíble que siendo tan menudas, tengan tanta fuerza en su voz. Un ejercito de hormigas acudieron a la llamada e intentaron levantar el hongo. Pero el hongo se resistía.  Era como un trozo de plomo. 
De pronto se puso a llover, y todas las hormiguitas se metieron bajo el paraguas llamado hongo. Y a ver quien salía de allí con el gran torrencial que se preparó. Yo les puse unas hojitas a modo de cabaña para reguardar más a las hormiguitas, y me vine para casa. Seguro que pudieron con el hongo y, en estos momentos, lo están guardando en el granero, junto  al resto de  alimentos que tienen para el invierno.

Aquí doña lagartija tomando  el sol. Lo mismo que la mariposa se abrazó a la roca. Qué rico sabe el calorcito cuando hace frío. He de decir que era una lagartija muy inquieta, a un ruidito que hice, porque se me enredó el pié entre la hojas, salió corriendo como alma que lleva el diablo. Se metió por ese agujero   y seguro fue a parar al otro lado de las piedras. O quedó ahí rezagada hasta no ver presencia humana.