... Darío pensó que estaba en una fiesta.
Sentía mucha algarabía, ruido de utensilios metálicos, ruido de maquinas, ruidos de voces,...
Era tan plácido su bienestar, que se sentía viajando en una nube.
Pensó para sus adentro que no le gustaría despertar nunca de ese bello sueño.
De pronto, sintió como su corazón bombeaba la sangre estruendosamente.
Alguien había donado vida para él.
Darío, recibió un corazón de otra persona generosa.
El ruido se había convertido en una gran carrera de caballos.
Hasta ese momento, nunca supo que ese era su nuevo corazón.
Un pedazo de algodón volaba por el cielo sin rumbo alguno...
... las noches se le hacían interminables y muy frías.
Era como si el aliento de la nieve lo paralizara...
Con la luz del nuevo día, el aliento del sol le soplaba calor, recobrando la vida.