miércoles, 4 de abril de 2012

La tierra es la que nos alimenta...

 Ellos, los mayores, los abuelos, saben que la tierra es la madre que los alimenta.
Ellos que pasaron hambre, saben que sin la tierra no son nada.
Ellos saben que su madre biológica les dio la vida,
pero que la tierra los alimentó.
Por ello los abuelos, las personas mayores cuidan tanto a la tierra.
Sin ella no habría alimentos, sin ella la hambruna nos extinguiría.
Y sin embargo, nosotros, algunos humanos queremos aniquilarla con pesticidas, con contaminación.
Labra la tierra, riegala con tu sudor si es preciso, pero no la dejes morir porque si ella muere, tu seras el siguiente. Arropala cuando veas que hace frío, como hacía  tu madre contigo.
Ponla un abrigo, da igual como sea ese abrigo si es una botella o una tarama seca.
Pero arropala y dala de beber aunque sea con tus lágrimas o tu sudor.

 Mi padre, en invierno, cuando ver nacer una semilla la  arropa, para que en los días de heladas no se muera de frío.
Cuando la semilla ya esta fuerte, quita la botella sin tapón para que pueda respirar mejor.
Mi padre, se fabrica pequeños invernaderos para que las semillas crezcan.
Cuando han crecido, las transplantar en la tierra.
Si las nubes no quieren regalar con su agua, pues las riegas con el agua que un día brotó de la tierra.
No dejéis que vuestros mayores se lleven sus secretos. 
Decirles que su sabiduría aun tiene que seguir viva.
Preguntarles por las cosas del campo, cuando se siembra los ajos, las cebollas, las patatas, el maíz, el grano...
Que todo quede bien escrito y memorizado.
Quién sabe si no tendremos que acudir todos a la tierra para que nos siga alimentando.
Esto es un pequeño homenaje a todos los campesinos que se dejaron su sudor, lágrimas y sangre en la tierra para que ésta siguiera aumentándonos.
 Tus manos son el sustento que alimentan y abriga la tierra.
A su vez la tierra es el sustento que te hace crecer y vivir.
La tierra te necesita para estar viva.
Tú necesitas a la tierra para seguir vivo en vida, y después de la muerte.