martes, 24 de abril de 2012

Hijas de la tierra

 Mi madre es la tierra. 
Mi alimento el agua, 
el viento, 
y el abono natural de tu cuerpo.

 Estoy aquí,
para darle color a tus días amargos sin sol.
Para que tus ojos se deleiten,
para que tu alma no se inquiete.
Para que veas que con el tiempo, 
yo también me marchito.
Todo lo que está vivo,
en algún momento del tiempo es efímero.
Yo no soy hija directa de la tierra. Los hombres me hicieron a la semejanza de una orquídea natural. Pero mi cuerpo es de plástico. Con ello evito que le rompan el tallo y con ello el carazón a la orquídea que es hija de la tierra. Yo soy nacida del plástico.
 La tierra me creó para hacerte feliz por tu cumpleaños. 
También para que sea testigo de los días en tu lecho de muerte.
Perfumaré tu cuerpo cuando éste se vaya pudriéndo.
Aunque al final cuerpo y flor quedarán deshechos y su polvo alimentará a otros seres vivos.
 Yo al igual que tú nací solitaria. 
Yo, aunque solitaria,
adoro los sonidos de la tierra.
Escucho le cantar de los pajaros,
y el arrullo de los insectos.
Por las noches me duermo con la luz de la luna
y al amanecer el rocío me despierta con su brisa y sus gotas.
 Mi mundo es como un remolino con sus aspas de madera.
 Pero mis aspas son mis pétalos.
 La tierra me creó para embellecer el paisaje y dar suave y rico olor a la flor de la banda.
 Aunque soy insignificante, hago mi labor en la tierra.
Doy de comer a hormigas, mariposas y también doy sombra a mi propio tallo.
Yo margarita campestre, soy el anhelo de los enamorados. Mis pétalos están preparados para decirte que sí te quiero. 
No me deshojes para decir me quiere, no me quiere,...
Sí te quiero

Nosotras somos las campanillas que adornamos el campo.
También llamamos a la hora de comer, pera que ningún animalillo ni insecto se quede sin su comida.
Campanillas que no suenan, pero que sí sueñan con seguir siendo bellas.
Flor hija de la tierra nacida con varios tentaculos para poder acariciar a quien se arrime a mí.
Cada flor, cada ser vivo, fue creado para una misión. Por eso por pequeño que sea y por insignificante que parezcan ellos o nosotros los humanos, todos tenemos una misión que cumplir en la tierra.